La planta empacadora de la Sociedad Cooperativa Progreso, ubicada en La Bocana, Baja California Sur, es un ejemplo de precisión y control en el manejo de productos del mar. Cada etapa del proceso, desde la recepción del producto hasta la distribución final, es tratada con el mismo rigor y atención, ya que todos los puntos críticos son igual de importantes para asegurar la calidad. El compromiso de la planta es garantizar que cada lote cumpla con los estándares más altos de seguridad y frescura, brindando confianza tanto a nivel nacional como internacional.
En la planta, todos los puntos críticos del proceso son tratados con la misma prioridad y cuidado, garantizando la máxima calidad del producto final. Estos puntos críticos incluyen:
1. Recepción del producto: Se realiza una inspección organoléptica para detectar cualquier problema, como la presencia de hidrocarburos o malos olores. Cualquier desviación de los estándares puede llevar al rechazo del lote.
2. Control de temperatura: En todas las etapas, ya sea durante la recepción, el almacenamiento o el transporte, es vital mantener temperaturas controladas para evitar el crecimiento bacteriano.
3. Cuarentena: Todos los productos enlatados pasan por una cuarentena.
4. Procesos de transformación y envasado: Tanto para productos enlatados como congelados y frescos, se aplican las medidas de higiene e inocuidad requeridas para asegurar que el producto llegue en condiciones óptimas al consumidor.
El proceso de recepción es una etapa crítica en la planta. Todos los productos, ya sean frescos, vivos o congelados, pasan por una inspección visual y olfativa para verificar su frescura. En el caso de los productos vivos, como el abulón y la langosta, se controla su temperatura inmediatamente al recibirlos para asegurar que se mantengan en las mejores condiciones. El manejo cuidadoso en esta etapa es clave para evitar cualquier deterioro o contaminación.
La refrigeración es fundamental para mantener la calidad de los productos desde el momento de la recepción hasta su procesamiento. Los productos frescos se sumergen en agua a temperaturas entre 0 y 2 grados centígrados y se mantienen bajo estas condiciones hasta su destino final. Es vital que la temperatura no supere los 5 grados centígrados, ya que esto podría propiciar el crecimiento bacteriano.
Para los productos congelados, se procesan en cámaras de congelación a -32 grados centígrados y luego se almacenan a -18 grados centígrados. Mantener las temperaturas bajo control garantiza que la frescura se mantenga y que el producto no sufra alteraciones en su calidad.
El enlatado es uno de los métodos más utilizados en la planta para conservar productos como el abulón, ostión, jurel y caracol. Este proceso incluye la esterilización en autoclave, que asegura la eliminación de cualquier bacteria en los productos.
Para los productos congelados y frescos, como los filetes de pescado o mariscos, el control de la temperatura sigue siendo vital. Después de ser fileteados y procesados bajo estrictas normas de higiene, se congelan inmediatamente para evitar la proliferación bacteriana.
Los procesos para el manejo del abulón y el ostión dependen de cómo se distribuyen: vivos, enlatados o congelados. Cada uno tiene sus propios protocolos críticos:
1. Abulón y ostión vivos: Al recibir estos productos, se inspecciona su frescura mediante métodos organolépticos y se controla su temperatura para mantenerlas entre 14 y 16 grados centígrados. Antes de su envío, se aplica un choque térmico para reducir su metabolismo, lo que ayuda a que lleguen en mejores condiciones a su destino. Además, se utilizan transportes con temperaturas controladas para asegurar que el producto llegue en óptimas condiciones.
2. Abulón y ostión enlatados: El proceso de enlatado sigue estrictas normas de higiene y control bacteriano. Se esterilizan en autoclave y se someten a cuarentena para garantizar la seguridad de cada lote.
3, Abulón y ostión congelados: Estos productos pasan por una congelación rápida a -32 grados centígrados y luego son almacenados a -18 grados centígrados. El control de la temperatura es crucial para evitar el crecimiento bacteriano y preservar la calidad de estos mariscos.
La logística de distribución está diseñada para mantener la calidad del producto durante todo el trayecto hacia su destino final. Los productos frescos y vivos se transportan bajo temperaturas controladas para evitar cualquier alteración en su frescura. En el caso de los productos vivos, el choque térmico antes del envío ayuda a minimizar el estrés de los animales, asegurando que lleguen en óptimas condiciones. Una vez entregados los productos, la cooperativa ya no es responsable del manejo por parte del cliente, pero se asegura de que todos los productos lleguen con la mejor calidad posible.
La planta de la Cooperativa Progreso no solo cumple con los estándares internacionales de calidad, sino que también trabaja constantemente en la innovación de sus procesos y la implementación de nuevas tecnologías para mejorar la eficiencia y la sostenibilidad. Se están desarrollando nuevas formas de garantizar la frescura de los productos, minimizando el impacto ambiental y maximizando la seguridad alimentaria.
La planta empacadora de la Sociedad Cooperativa Progreso es un pilar de la industria pesquera de Baja California Sur. Cada paso, desde la recepción del producto hasta su transformación y distribución, es meticulosamente controlado para asegurar que solo los productos más frescos y seguros lleguen a las mesas de los consumidores. Con un compromiso hacia la calidad, la innovación y el cuidado del entorno, la planta sigue posicionándose como líder en el manejo de productos del mar en México y más allá.
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